VER CLARO.





Recuerdo  un dicho que dice así :  “Cuando una puerta se cierra otra se abre”, y claro está, una cosa es el dicho y otra bien distinta el hecho en sí. Todos  sabemos que este refrán es muy cierto, pero cuando se está cerrando una puerta no vemos la luz para ver, distinguir dónde se encuentra la otra, y ahí comienza el problema.
En ese proceso de cerrar ciclos, de liberación unas veces obligada por las circunstancias y otras porque se presenta sin más , nos sentimos muy incómodos, alterados e incluso irritados ante la incertidumbre, y lo cierto es, que hasta al más valiente le asustan los cambios cuando estos son rotundos o  nos tocan de cerca .
El no saber qué sucederá con nosotros, con nuestra vida, con nuestro entorno, con nuestros bienes materiales, en definitiva con todo lo que hemos estado creando a nuestro alrededor,  en cierto modo nos descoloca. No se puede evitar el pensar qué hacer, qué no hacer, qué decir, por dónde empezar, cómo tampoco se puede  evitar el pensar por qué  ahora  hay que estar pasando por esa situación tan incomoda , absorbente y acaparadora. Y lo cierto es que estamos llenos de dudas cuando no tenemos las cosas claras, y claro está, valga la redundancia; de nuestra elección dependerá también nuestro futuro.
Hay momentos, y nos ha pasado a todos, en los que en nuestra mente todo anda  confuso. Esto sucede porque no hemos cultivado nuestra comunicación interna, ni hemos avivado las llamas de nuestra intuición innata,  sólo hemos excitado con nuestro pensamiento tormentas que han crecido dentro de nosotros provocando una desconexión  de nosotros mismos y de la naturaleza-esencia de la vida  que nos ha llevado por caminos de incertidumbre  sintiendo en carne propia el dolor, la traición,  el desengaño, etc, como agresiones profundas hacia nuestra persona… ,y hay que tomar una decisión, elegir un camino, el mejor ,¿pero cuál es? , ¿qué camino es el menos agresivo y el que nos llevará hacia esa comprensión profunda de las mismas experiencias de la vida?. Se presenta ante nosotros un dilema, tenemos que buscar la mejor solución y no tenemos seguridad de nada.
Cuando sales de la mente se eleva tu alma. Hay estadios en la vida, niveles de vibración en los que se formulan preguntas, bien por la confusión que tenemos o bien por el deseo de aprender. Quizá cuando no sabemos cómo actuar entramos en este estadio o nivel.
Cuando nuestra mente está serena,  entramos en el estadio en el que no se pregunta, se vive, se siente, se experimenta, y todo esto sucede de este modo porque nuestro ser interno, nuestro maestro, toma las riendas desde la profundidad del  conocimiento, desde la conciencia y sabiduría interna.
Cuando perdemos el equilibrio de lo que somos,  cuando no tenemos claro cual será nuestro futuro  y no vivimos desde el presente, nos perdemos, porque el ahora es lo que nos ancla a la vida.
Pero lo que no sabemos, es que ese cambio forma parte de nuestro proceso evolutivo y de elevación de la conciencia, depende de como aceptemos esas circunstancias de cambio que nos sintamos cómodos o no.
Si transformamos nuestra perspectiva de la vida de forma que  cada acontecimiento que tengamos delante lo percibamos como una oportunidad de liberarnos, de pulirnos, de encontrarnos a nosotros mismos y de ver el ser sagrado que hay en los demás  y, no dejamos que el miedo, los apegos, las condiciones o cualquier patrón de sufrimiento nos invadan, no habrá frustraciones.
Ahora bien, si con el cambio queremos  seguir cambiando a los demás, seguir controlando, manipulando o invadiendo espacios energéticos de otras personas, etc…,  el proceso será aún más doloroso y no daremos salida a nuestros problemas, “seguiremos sin ver”
La experiencia para el alma siempre es buscar la liberación y atraer hacia ella todo lo necesario para que  esto pueda suceder,  y mucho más ahora en estos tiempos de aceleración.
Mover las fuerzas de amor, gratitud, entrega  y de confianza nos ayudará a decidir, a liberarnos de la prisión de la mente, a tantas ataduras que forjamos por miedo a la inseguridad Todo esto forma pate de una transformación que pedía a gritos tu alma. Tú no puedes seguir viviendo dentro del engaño o autoengaño, ni quieres seguir viviendo de espaldas a lo que tú eres.
Si no puedes encontrarte a ti mismo, la vida  pondrá frente a ti situaciones y acontecimientos para que recapacites, elijas y sigas según lo que tu corazón te dicta.
Siendo soberano de ti mismo, con coherencia, con tu alta estima, con tu ser sagrado brillando en cada momento no habrá indecisión y “verás claro”
Tenemos la oportunidad de edificarnos esta vez, con cimientos que sostengan lo que sí somos. Lo que tenemos delante no es sencillo,  y es indicio de que lo viejo se tiene que derrumbar para que surja una nueva etapa, un nuevo tiempo.

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