tres vidas--------------

Decía una sacerdote jesuita que había que vivir permanentemente tres vidas.
Es decir que nuestro diario vivir incluya tres actitudes de vida. Las tres vidas son: hablar con los muertos; hablar con los vivos y hablar consigo mismo. Es decir debemos permanentemente reflexionar y meditar sobre estas tres actitudes.
¿Que quieren decir cada una de ellas?
Hablar con los muertos quiere decir recordar aquellos que han pasado por nuestra vida y que algo nos han dejado. Lo que nosotros sabemos hoy, lo que nosotros somos hoy lo hemos recibido de otros, de los que estuvieron antes. Abuelos, padres, tios , amigos , que ya no están.
Hablar con los vivos quiere decir que el dialogo con los que nos rodean tiene que ser una actitud permanente, una actitud que no solo nos enriquecerá sino que servirá también para enriquecer a otros.
Hablar consigo mismo quiere decir que no debemos dejar de reflexionar hacia nuestro interior, hacia lo profundo de nuestra alma, para que todo aquello que diariamente vivamos nos sirva para enriquecernos, nos sirva para crecer, nos sirva para ser más.
Esto es lo que quiere decir el vivir las tres vidas en forma simultánea. Para ello nos ayudará en gran manera el leer, el viajar, el participar. Tres elementos que ayudarán en gran medida a enriquecer nuestras reflexiones.
¿Vivimos estas tres vidas? Si leemos, si participamos, tendremos una vida completa, una vida llena de gran riqueza. Esa forma de vivir nos ayudará el vivir en el bien, el vivir haciendo el bien….
Hay que hacer extraordinariamente bien las cosas comunes de todos los días. Vivirás alegremente todo aquello que va creciendo delante nuestro, alrededor nuestro. Lo más importante que hay que pedir a Dios es la alegría.
Generalmente los hombres risueños, los hombres que saben decir las cosas sonriendo son hombres sanos de corazón, escribió Ruben Darío. Esa forma de ser no se improvisa por eso es bueno que conozcamos las bienaventuranzas de la alegría que escribió Tomás Moro y que conservan toda su vigencia:
Dichosos los que saben reírse de si mismos, porque no terminarán nunca de divertirse.
Dichosos los que saben distinguir una montaña de una piedra, porque se evitarán muchos inconvenientes
Dichosos los que saben descansar y dormir sin buscarse excusas: llegarán a ser sabios.
Dichosos los que saben escuchar y callar, aprenderán cosas nuevas.
Dichosos los que son suficientemente inteligentes como para no tomarse en serio: serán apreciados por sus vecinos.
Dichosos los que están atentos a las exigencias de los demás, sin sentirse indispensables: serán dispensadores de alegría.
Dichosos ustedes cuando sepan mirar seriamente a las cosas pequeñas y tranquilamente a las cosas importantes: llegaran lejos en la vida.
Dichosos ustedes cuando sepan apreciar una sonrisa y olvidar un desaire: vuestro camino estará lleno de sol.
Dichosos ustedes cuando sepan interpretar con benevolencia las actitudes de los demás, aun contra las apariencias: serán tomados por ingenuos, pero éste es el precio de la caridad.
Dichosos los que piensan antes de actuar y rezan antes de pensar: evitarán muchas necedades.
Dichosos ustedes sobre todo cuando sepan reconocer al Señor en todos los que encuentran: habrán encontrado la verdadera luz y la verdadera sabiduría.

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